La operación, la última a gran escala, estaba destinada a capturar al general Manuel Antonio Noriega. El dictador, extraditado a Estados Unidos, fue juzgado, declarado culpable y condenado a 40 años de prisión, marcando el fin de una era
La historia de las
intervenciones de Estados Unidos en América Latina es extensa. Sin
embargo, la invasión de Panamá en 1989 se considera el último ejemplo
de una intervención militar a gran escala. La operación se dio con el
objetivo de derrocar al dictador Manuel Antonio Noriega, marcando el fin de una
era
La captura de un antiguo aliado
La invasión, bautizada como
Operación Causa Justa, comenzó el 20 de diciembre de 1989. Fue una de las
operaciones militares más grandes desde la Guerra de Vietnam. El presidente
George H. W. Bush justificó la acción, alegando que buscaba proteger la vida de
los ciudadanos estadounidenses.
Noriega, antiguo colaborador de
la CIA, se había convertido en un problema para Washington. En 1988 había sido
acusado por un gran jurado federal de Estados Unidos de narcotráfico y lavado
de dinero. Según el historiador Stephen Kinzer, en su libro Overthrow,
Noriega se había vuelto "demasiado independiente".
Más de 26.000 soldados
estadounidenses participaron en la operación. Los objetivos principales fueron
las instalaciones militares de las Fuerzas de Defensa de Panamá (FDP) y la
captura de Noriega. La superioridad militar de Estados Unidos fue abrumadora, y
la resistencia de las FDP duró pocos días.
Noriega logró evadir la captura
por un tiempo, refugiándose en la Nunciatura Apostólica. Las tropas de Estados
Unidos rodearon el edificio, y sometieron al dictador a un asedio psicológico,
con música a alto volumen. El 3 de enero de 1990, Noriega se rindió, marcando
el fin de una era.
Tropas estadounidenses patrullan una calle cercana a la Embajada del Vaticano durante la Operación Causa Justa, el 28 de diciembre de 1989. El 20 de diciembre de 1989, el ejército estadounidense invadió el país para derrocar al general panameño Manuel Antonio Noriega y llevarlo a Estados Unidos para ser juzgado por narcotráfico. Foto: CARLOS GUARDIA / AFP
Consecuencias y víctimas del conflicto
Las consecuencias de la invasión
fueron graves para Panamá. El número de víctimas es un tema de debate.
Documentos estadounidenses desclasificados en 2019 señalaron que hubo 516
muertos, la mayoría de ellos panameños. Sin embargo, otras fuentes elevan la
cifra.
El sector de El Chorrillo, área
densamente poblada de la Ciudad de Panamá, fue casi destruido. Testimonios de
civiles panameños, como el publicado en un documental de YouTube sobre la
invasión, describen la situación como "el infierno". La destrucción
fue generalizada, marcando el fin de una era.
Tras la invasión, Guillermo
Endara, ganador de las elecciones anuladas por Noriega, juró como presidente.
Las Fuerzas de Defensa de Panamá fueron disueltas. Noriega, extraditado a
Estados Unidos, fue juzgado, declarado culpable y condenado a 40 años de prisión,
marcando el fin de una era.
El general panameño Manuel Antonio Noriega aparece en su foto de arresto del 4 de enero de 1990, proporcionada por la Fiscalía de Distrito de Estados Unidos. Noriega se entregó a las fuerzas estadounidenses en Panamá el 3 de enero y fue extraditado a Florida para enfrentar cargos por drogas. Foto: STEVEN AUMAND / FISCALÍA DE DISTRITO DE ESTADOS UNIDOS/ AFP PHOTO
La evolución de las intervenciones en el siglo XXI
Aunque la invasión de Panamá fue
la última intervención militar a gran escala, las formas de injerencia han
cambiado. Ahora la presencia militar de Estados Unidos en la región se centra
en la cooperación y la asistencia en materia de seguridad.
La lucha contra el narcotráfico
es la principal justificación para la presencia militar. El Comando Sur de
Estados Unidos realiza operaciones conjuntas con países de la región. La
analista Emilse Calderón, en un artículo de la Universidad de Rosario, explica
que este enfoque se ha vuelto central en la política exterior.
La asistencia militar a las
fuerzas de seguridad locales, el entrenamiento y la venta de equipo también son
comunes. Aunque no son una invasión en el sentido tradicional, demuestran que
el interés de Washington en la estabilidad de la región es constante.
Las intervenciones del siglo
XXI, como la participación de tropas estadounidenses en una operación en Haití
en 2004, son más limitadas en alcance. Estos despliegues suelen ser coordinados
con las autoridades locales y se justifican por la necesidad de ayuda
humanitaria o estabilización.
Helicópteros del ejército estadounidense patrullan la Ciudad de Panamá durante la Operación Causa Justa, el 29 de diciembre de 1989. Foto: CARLOS GUARDIA / AFP
Despliegue militar en el Caribe, cerca de Venezuela
La invasión de Panamá de 1989
marcó un punto de inflexión. Fue el último de los grandes despliegues militares
de Estados Unidos. Sin embargo, esta semana el gobierno de Donald Trump ordenó
el envío de un escuadrón anfibio al sur del Caribe, como parte de la estrategia para enfrentar las
amenazas de los carteles latinoamericanos.
Los buques USS San Antonio, USS
Iowa Jima y USS Fort Lauderdale podrían arribar el domingo a aguas del
Carine próximas a las costas de Venezuela, dijeron el miércoles dos fuentes
informadas sobre el despliegue a la agencia Reuters.
Las embarcaciones transportan
a 4.500 militares, entre ellos 2.200 infantes de marina. Aunque las fuentes
evitaron precisar la misión exacta, señalaron que el objetivo del despliegue
está relacionado con la lucha contra organizaciones narcoterroristas en la
región.