
La preocupación por el “qué comeremos mañana” arropa a los hogares venezolanos.
Hablar de alimentación es sin dudas acercarnos a una necesidad ineludible de los ciudadanos.
El pasar de los días y la situación económica que enfrenta Venezuela agudizan la escasez y el desabastecimiento.
Sin embargo, en casi todas las zonas comerciales es posible encontrar algunos de los productos pero a precios exorbitantes.
El poder adquisitivo en el país ha ido en picada en los últimos tiempos, pues según el reporte más reciente del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM), se necesitan más de 100 sueldos mínimos para poder disfrutar de la Canasta Alimentaria Familiar (CAF) que, en junio de 2018, se ubicó en Bs. 378.300.617,94.
Mientras tanto, el presidente de la República, Nicolás Maduro, “como una protección al pueblo”, aumentó el salario mínimo integral para los trabajadores venezolanos.
Este anuncio fue realizado el pasado 20 de junio, siendo el cuarto aumento en el año, en el que quedó establecido el sueldo en Bs 3 millones y los tickets de alimentación en Bs 2 millones 196 mil, para un total de Bs 5 millones 196 mil, representando un incremento de 103%.
Clamor
Pero, un clamor en la población se hace sentir y la interrogante que nace es si ¿realmente el salario venezolano alcanza para cubrir las necesidades cotidianas?
En Guayana, por ejemplo, los habitantes a diario se quejan por lo difícil que se les hace llevar “el pan a la mesa”.
Esto, debido a que los precios en el mercado varían constantemente; además, el déficit de efectivo ha provocado que los usuarios se sientan burlados día a día en los locales y mercados municipales.
La falta de billetes y su negociación por más del 300 %, ha generado que se encuentren productos “accesibles” en efectivo, pero por punto de venta o transferencia superen hasta el 100 % de su costo en papel moneda.
El “dolor de cabeza” de los guayaneses ha estado centrado en que el sueldo no les alcanza y aparte, las entidades bancarias entregan 20 mil bolívares. En casos muy remotos, unos 100 mil.
Algunos bancos carecen de plástico para las tarjetas, entonces se dificulta conseguir efectivo.
“Cuando no es una cosa es otra. Esta situación cada día es más difícil y tormentosa, sobre todo para comer, que es el único lujo que podemos darnos los venezolanos, aún cuando nos esforzamos trabajando día a día”, dijo Patricia Rodríguez, usuaria del mercado El Gallo de San Félix.
Precios
Partiendo de esta premisa, PRIMICIA encuestó a varios guayaneses para determinar cómo hacen ante esta situación, estudiando costos y consultando sobre las alternativas.
Cabe destacar que según la zona o el local, los costos podrían variar de manera considerable.
Tras visitar varias zonas comerciales se constató que la carne puede encontrarse desde los Bs. 3 millones 900 mil en efectivo hasta más de Bs. 9 millones por punto o transferencia. La molida está en Bs. 6 millones 300.
El pollo, por su parte, supera con tarjeta de débito los Bs. 10 millones 500 mil, mientras que con “billetes en mano” se encuentra cerca de Bs. 4 millones.
Asimismo, el kilo de cochino en efectivo se ubica en los Bs. 2 millones 500 y, por punto de venta en los Bs. 6 millones 500.
El pescado salado se consigue a partir de los Bs. 8 millones, mientras que la sardina puede comprarse en efectivo en Bs. 300 mil y en Bs. 800 mil por transferencia.
El cartón de huevos y el kilo de queso están en Bs. 1 millón 750 y Bs. 1 millón 300, respectivamente, mientras que por plástico ronda entre los 5 millones 300 y 6 millones.
Al mismo tiempo, la leche se sitúa en los Bs. 18 millones.
Control
Los precios elevados han ocasionado malestar y preocupación, pues impide con frecuencia la adquisición del producto.
Exhortan a las autoridades a la supervisión y al control “con mano dura”, porque esta situación a pasos agigantados va acabando con el bienestar de los venezolanos.
En relación al costo del arroz, en efectivo se ubica en los Bs. 350 mil, mientras que por punto de venta está en Bs. 1 millón 700.
Según el recorrido realizado por PRIMICIA en los mercados de Ciudad Guayana, la pasta está cerca de los Bs. 500 mil en billetes, mientras que con tarjeta hasta en Bs. 2 millones 600.
En relación a la harina de maíz precocido, los guayaneses afirmaron comprarla en efectivo cerca de los Bs. 320 mil, pero por punto de venta pueden pagar más del millón.
Verduras y granos
Las verduras y los granos son una de las opciones más buscadas; sin embargo, también presentan variaciones en sus costos dependiendo de la forma de pago.
El ocumo chino se ubica en Bs. 1 millón, mientras que la yuca en Bs. 50 mil en efectivo y Bs. 200 mil por punto.
Las lentejas, los frijoles y las caraotas en efectivo están en Bs. 500 mil bolívares pero por punto de venta alcanzan hasta los Bs. 5 millones.
Incertidumbre
Entre tantos precios crece la incertidumbre en los hogares, algunos usuarios del Mercado Municipal de San Félix lamentaron no poder “vivir aquellos tiempos” en los que podían fácilmente hacer un mercado que duraba al menos 15 días, sino que la necesidad los obliga a tener que comprar lo que consumen a diario.
Esta situación es considerada como un “problema grave” de la sociedad venezolana, porque la alimentación de los ciudadanos no está siendo balanceada y “si es que comen algo” por los altos costos.
¿Qué están comiendo si el ingreso no alcanza para cubrir las necesidades?, es la interrogante de muchos.
Según el portal http://crónica.uno/ en un trabajo publicado en el año 2015, “cada día es más grande el descontento que siente la gente cuando pone la mesa. Aunque la tradicional arepa en el desayuno o cena se mantiene en el menú, muchos alimentos necesarios para una buena nutrición desaparecieron de las comidas diarias y son sustituidos por lo que se consiga en los mercados”.
Y tres años más tarde de esta publicación la situación lejos de mejorar, ha empeorado.
Los consultados coincidieron en que la situación cada día se ha vuelto más difícil porque ya no es solo “lo que se consiga” en el mercado, sino lo que alcance para comprar.
Algunos pasan días en las colas de los bancos esperando algo de efectivo y, a completar un millón visitan los mercados en busca del “pan de cada día”.
Indicaron que con la falta de efectivo se contribuye al “bachaquerismo” porque es una manera de que ellos se aprovechen para abusar de los que más necesitan.
El compartir gastos con todos los que viven en la casa, ha sido una alternativa para hacer más llevadera la situación, que rápidamente “ahoga al bolsillo”.
Algunas familias tienen los alimentos solo para los niños, porque “es la manera de garantizar” que estén saludables.
Lo que con frecuencia compran los guayaneses para la comida diaria son sardinas y yuca.
Al respecto, los especialistas opinan que la situación es “crítica” porque “se ve amenazada la seguridad alimentaria de la población”
Explican que los más perjudicados son los niños, las embarazadas y cualquier persona que tenga comprometida su salud.
Como resultado a la escasez y la inflación, los guayaneses han tenido que ajustar su alimentación diaria, explicó la nutricionista y dietista Gisela Vielma, al Diario El Impulso.
“Al tener bien claro los grupos de alimentos se hace más fácil encontrar un sustituto. Si no consigo carne, lo podemos sustituir por huevos, si no conseguimos leche, la sustituimos por yogurt, por ejemplo. No obstante, en momentos de crisis e inflación estos productos elevan sus precios, pudiendo amenazar el consumo de proteína diario de los integrantes de la familia. Una buena alternativa es hacer mezcla de dos leguminosas como caraotas con habas o caraotas con lentejas o lentejas con quinchoncho, de esta manera aseguraremos un consumo adecuado de proteínas”, dijo.
Preocupados
Grecia Castro

“La gente está comiendo lo que pueda, a duras penas. Lo que se puede comprar es yuca y sardina, porque vas al banco y te dan solo 20 mil que no te alcanzan ni para el pasaje”.
Nellwisn Bello

“La situación cada vez está más difícil. El sueldo no alcanza para cubrir todas las necesidades. He tenido que ponerme a vender café para conseguir efectivo y comprar alimentos. Es caótico”.
Mireya Malavé

“Vivo esta situación como todos: sobreviviendo y buscando las maneras de encontrar efectivo para poder adquirir los productos más económicos. Entre todos -con mis hijos- nos ayudamos”.
Yenny Cedeño

“Estamos haciendo milagros con lo poco que conseguimos. Tuve que ponerme a vender helados para conseguir efectivo. A veces solo pueden comer mis hijos y yo no”.
Sipriano Vallés

“La situación está mal. Maduro tiene que autorizar los bonos en efectivo porque por punto se contribuye con el bachaquerismo. Solo podemos comprar sardina y yuca. Es necesario que quiten el punto”.